domingo, 7 de diciembre de 2008

YO, ROBOT


Llevo días sin escribir. Sólo veo nevar. Dejo pasar el tiempo, que se vaya fundiendo. Dentro de mí todo va aquietándose y, adormecido, actúo de forma maquinal, sin percatarme mucho de lo que realmente estoy haciendo. Alicia siempre me echaba en cara mi frialdad. Por eso, probablemente por eso, me gusta el frío: las moléculas detienen su vibrar, la urdimbre de las cosas se para y espera. A veces soy así, es cierto: espero, dejo que el tiempo se escape, no puedo moverme, no me queda más fuerza que esperar a la orilla mientras el río pasa. ¿Qué estará haciendo Alicia en estos momentos? ¿Y el pequeño Tomás? Hace un rato he salido de casa y me he sentado en la nieve. Nevaba copiosamente. Estuve hasta que pude resistir: el frío entró en mí, la nieve me abrazó y todo se heló para siempre. Dejo pasar el tiempo hasta que llegue el deshielo. ¿Me servirá de algo?

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