domingo, 7 de diciembre de 2008

EL PEZ


Una noche, cuando aún estábamos juntos, soñé que íbamos por una carretera. Conducíamos nuestro primer coche, de color plata. Amanecía y la carretera, mojada, reflejaba un cielo lechoso. Alicia iba dormida. La carretera, recta, terminaba directamente en la playa. El coche entró suavemente en la arena. Alicia despertó. Nos bajamos y fuimos andando lentamente hacia la orilla del mar. Nos descalzamos y dejamos que las últimas olas en llegar nos lamieran los pies. Yo metí la mano en el agua.
-¿Sabes qué mar es éste?, me preguntó Alicia, aún somnolienta.
- Es el mar pacífico, respondí, sin saber de dónde había sacado aquel conocimiento.
Entonces me desperté. La luz entraba por la ventana. Alicia dormía a mi lado, con sus hermosos cabellos negros extendiéndose sobre la almohada y una mano cerca de la boca, como queriendo chuparse un dedo. Olía muy bien, caliente. La besé en la espalda. Era el mar pacífico. Y yo un pez libre.
A veces recuerdo ese sueño.

No hay comentarios: